La adolescencia es una etapa de grandes cambios físicos, emocionales… y también visuales. En este periodo, pueden aparecer o evolucionar defectos refractivos como la miopía, el astigmatismo o la hipermetropía, que si no se detectan a tiempo pueden afectar al rendimiento escolar, deportivo y social.
Además, el uso intensivo de pantallas y dispositivos electrónicos ha aumentado notablemente los casos de fatiga visual y otros síntomas asociados.
En esta guía te explicamos cómo detectar si tu hijo o hija adolescente tiene problemas de visión y cuándo conviene acudir al oftalmólogo.
Señales de alerta más comunes
Aunque muchos adolescentes no expresan directamente sus molestias visuales, es posible identificar ciertos comportamientos o síntomas que pueden indicar que algo no va bien:
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Dolores de cabeza frecuentes, sobre todo al final del día
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Dificultad para ver la pizarra o leer a distancia
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Acercarse demasiado a libros, pantallas o móviles
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Frotarse los ojos de forma constante
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Enrojecimiento ocular o lagrimeo
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Caída del rendimiento académico
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Evitar actividades como leer, estudiar o practicar deportes
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Cerrar un ojo para enfocar mejor
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Quejas de visión borrosa o doble
Si observas uno o varios de estos signos, es recomendable programar una revisión ocular completa lo antes posible.
¿Qué problemas visuales son más comunes en la adolescencia?
Los defectos refractivos suelen manifestarse o progresar en esta etapa. Los más habituales son:
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Miopía: dificultad para ver de lejos. Está aumentando por el uso prolongado de pantallas y falta de exposición a la luz natural.
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Hipermetropía: dificultad para enfocar de cerca, a veces asociada a fatiga visual.
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Astigmatismo: provoca visión distorsionada o borrosa a cualquier distancia.
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Estrabismo leve o problemas de enfoque, menos frecuentes pero importantes de detectar.
También pueden aparecer síntomas derivados del uso excesivo de pantallas, como el síndrome visual informático o fatiga ocular digital.
¿Cada cuánto deben revisarse la vista los adolescentes?
En general, se recomienda hacer una revisión ocular anual en la adolescencia, incluso si no hay síntomas aparentes. La visión puede cambiar rápidamente en esta etapa, y un seguimiento adecuado permite detectar cualquier problema a tiempo.
Si el adolescente ya usa gafas o lentillas, estas revisiones son todavía más importantes para ajustar la graduación y controlar su evolución.
¿Cómo afecta la visión al rendimiento escolar?
Mucho. Un problema visual no detectado puede confundirse con falta de atención, desinterés o bajo rendimiento, cuando en realidad lo que ocurre es que el estudiante no ve bien la pizarra, los libros o la pantalla del ordenador.
Corregir la visión no solo mejora su capacidad académica, sino también su seguridad, autoestima y bienestar general.
Consejos para cuidar la salud visual de tu hijo
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Fomenta pausas regulares al usar pantallas (regla 20-20-20: cada 20 minutos, mirar 20 segundos a más de 6 metros)
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Asegura buena iluminación en las zonas de estudio
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Anima a realizar actividades al aire libre (la luz natural ayuda a frenar la progresión de la miopía)
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Supervisa el tiempo frente a móviles, tablets o videojuegos
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No pospongas las revisiones oculares, incluso si no hay quejas
Ver bien, vivir mejor
Detectar a tiempo un problema visual en la adolescencia marca la diferencia en el desarrollo personal y académico de tu hijo. En Oftalmología Elche, contamos con profesionales especializados en visión infantil y juvenil, con revisiones adaptadas a cada edad.
¿Notas cambios en la conducta o el rendimiento de tu hijo? Pide cita para una revisión ocular completa. Su visión es clave para su futuro.