La retina
El 80% de las entradas sensoriales en los seres humanos se producen a través de la retina, implicando en su procesamiento a cerca de un tercio del encéfalo humano. Para los clínicos, la retina es una parte fácilmente observable del Sistema Nervioso Central (SNC) y el lugar donde son visibles las arterias, lo que implica que el ojo sea fuente de información de alteraciones originadas por enfermedad sistémica, como diabetes, HTA, etc., que no pueden verse en otras partes del organismo.
Los primeros esbozos de los ojos en desarrollo aparecen sobre la tercera semana de gestación. En los pliegues neurales transversales aparecen dos depresiones que en pocos días se transforman en vesículas ópticas, conectadas al encéfalo por los tallos ópticos.
Cuando la copa óptica está formada, la diferenciación de la retina ya está en marcha. Al final de la octava semana puede identificarse perfectamente el epitelio pigmentario como una capa simple de células.
La proliferación finaliza primero en la retina central y después en las zonas más periféricas. La fóvea se forma sobre la duodécima semana de vida en la parte temporal del disco óptico, estando sobreelevada en los estadios iniciales por la acumulación de células ganglionares en ese punto. Hacia el sexto mes de gestación, esta región comienza a adelgazarse, y las células ganglionares, de Muller y de la capa nuclear interna empiezan a desplazarse centrífugamente y a provocar una depresión en el centro de la mácula (fosa foveal) hacia los 11-15 meses de vida posnatal. No está claro cómo se produce una fóvea sin bastones.
Al nacimiento, la densidad de conos es un 20% la del adulto, y se alcanza ésta a los 4-5 años de edad, por migración centrípeta de los conos hacia el centro de la fóvea.
La mácula
La mácula es el área cuyo centro se emplaza en la fóvea. Su radio es igual a la distancia entre la fóvea y la papila, con un diámetro aproximado de 5,5 mm. y la parte externa está situada cerca de la inserción del músculo oblicuo inferior.
Posee una concentración muy alta de conos, y la capa de fibras nerviosas contiene pigmento xantófilo. Este pigmento es una luteína de color amarillo que absobe las longitudes de onda azules y probablemente contribuye a la protección de la mácula frente a radicales libres.
Las células ganglionares retinianas, y hasta cierto punto las células bipolares, contienen pigmentos, sobre todo carotenoides: luteína y zeaxantina que protegen a las neuronas retinianas del extrés oxidativo, especialmente intenso en el centro del tejido. Los pigmentos se encuentran en toda la extensión de la retina, aunque su concentración es mayor en la región central. Por esta razón se denomina mácula lútea. Macroscópicamente, es un punto de unos 5-6 mm. de diámetro, que subtiende un campo visual de unos 18 grados.
La parte central de la retina es la más importante para las funciones visuales, por lo que presenta ciertas modificaciones estructurales. La fóvea central es una pequeña depresión que mide 1,5 mm. de diámetro en el borde y 400 μm en la base. Mantiene un ángulo de 5 grados respecto del punto nodal del ojo. El punto focal posterior del ojo reside en esta área. La fóvea contiene alrededor de 120.000 conos por células/mm2 y subtiende unos 12 grados. En la fóvea existe una relación uno a uno entre conos, células EPR, células bipolares y células ganglionares.
En el centro de la fóvea se aprecia una depresión denominada foveola. La depresión se debe al desplazamiento centrífugo de las células de la retina interna. Esta área retiniana altamente especializada es la que posee mayor agudeza visual. No contiene bastones y su extensión es de 500-700 μm. En la parte central de la fóvea no hay conos sensibles al azul, probablemente como una adaptación destinada a minimizar los efectos de las aberraciones cromáticas. El término visión foveal se refiere a la visión causada por el área sin bastones de la fóvea.
Los conos de la fóvea centralis han algargado sus segmentos externos, de manera que recuerdan a los bastones. Ningún vaso sanguíneo alcanza la fóvea. Por tanto, los conos de ésta se nutren exclusivamente de los coriocapilares. Esta zona carece de capilares retinianos, puesto que en ella no existe retina interna. La foveola mide aproximadamente 350 μm de diámetro. La alineación de los fotorreceptores con la luz entrante es perfecta en esta área. En presencia de líquido intra o subretiniano se puede perder la perfecta alineación, con la consiguiente disminución de visión.
El poder de resolución de la fóvea depende de varios factores, como la densidad de fotorreceptores o del mosaico formado por los segmentos internos. Estos segmentos internos de los conos foveales presentan un diseño triangular y tienen un diámetro de 1,6-2,2 μm, con un espacio mínimo entre el centro de cada uno de ellos de unos 2,5 μm, incluso a 1,25-2,5 grados fuera del centro de la fóvea. Cuando empiezan a aparecer los bastones, el mosaico se hace más irregular, pero no aleatorio. Lejos del centro, su número se incrementa con rapidez.
La fóvea está rodeada por las regiones parafoveal y perifoveal. La primera se extiende 1,25 mm, y la segunda hasta 2,75 mm desde el centro de la fóvea. La densidad de conos disminuye a medida que aumenta la excentricidad, y la de bastones aumenta. La región parafoveal presenta una gran acumulación de células en las capas nuclear interna y de las células ganglionares. Esta última se convierte en una capa simple al final de la perifóvea y marca el final de la retina central.
Los fotorreceptores de esta región envían sus axones lateralmente en la capa de Henle para unirse a las células bipolares.